lunes, 28 de marzo de 2016

Balbuceamos

I.

Algunos preferimos ser ilustrados
aspirar a la mayoría de edad
en lugar de vivir de los despojos de reyes
en lugar de estar a merced
de la palabra de Dios.

Pero en realidad no somos ilustrados
ni queremos aspirar a eso.
La verdad es que estamos frustrados.

Los psicólogos
que pululan en sus confesionarios
lo saben.
Ellos nos dan la hostia
nos reconciliamos
y luego
en sólo instantes
volvemos a supurar.

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Nos demoramos 
no tomamos decisiones
simplemente lo queremos saber
todo
antes de actuar.

A ratos queremos leer a todos los poetas
antes de escribir poesía.
O leer a todos los intelectuales
antes de escribir ensayos.
O escuchar toda la música
antes de ser músicos.
O todo al mismo tiempo y de una sola vez.

A ratos queremos solamente escribir
no nos interesa leer
sólo queremos escribir.
Queremos cantar
sin importar otras voces.

Y como queremos ser artistas
nos valemos de unos cuantos pedazos
para conseguir lo necesario
lo justo y necesario como para crear una obra rimbombante
intrascendente.
El tiempo no la va a perdonar.

Ni Romanticismo ni Ilustración

No sufrimos nostalgias de paraísos perdidos
dominios perdidos
ni tampoco trabajamos con la muerte codo a codo.

No queremos ser líquido, cuerpo sin órganos
ni queremos dosificar nuestros orgasmos.

No tenemos tiempo para practicar simbolismos 
ni mucho menos viajar como falsos vagabundos
vacuas presunciones.

Tampoco somos hedonistas
-escépticos materialistas/engendros individualistas-
Cómicas imposturas.

Simplemente
vivimos con la impotencia
del megalómano mezquino
que se sabe condenado.

¡Queremos entender nuestras propias fecas!
Describirlas, analizarlas, pintarlas, moldearlas, ordenarlas y limpiarlas.

II.

Queda poco tiempo.

La vida se termina y queda poco tiempo
para estos juegos de palabras narcisistas.

Pero tampoco queremos privarnos del alcohol
cobijo de nuestras angustias
telaraña de nuestras amistades
aunque caldo de algunos remordimientos        
-fuimos reinas por una noche-.

Pero por sobre todo
no queremos privarnos del ocio
de ese placer pequeño burgués
de sentirnos absolutamente libres
de los padecimientos mundanos
atendiendo tan sólo
a los gráciles momentos
que nos ofrecen
los estímulos del entorno.

¡Oh Muchacha! !Oh Naturaleza!

Maldita materia.
Maldita conciencia.

No queremos ser ni especialistas
ni técnicos
ni profesores
ni artistas
ni obreros.

Una vez más
queremos serlo todo a la vez
de golpe
en un solo derrame
con algunas incertidumbres
pero con certezas fundamentales:
No puede haber tiempo para el trabajo y tiempo para el ocio
Estamos agotados.